Edificar sobre ruinas
Construir no es tan fácil; cuesta crear, cuesta inventar, cuesta creer que podemos hacer un mundo mejor. Pero en la vida no hay opción, no podemos quedarnos estancados en el mismo lugar, hay que caminar y seguir adelante. Es necesario tomar decisiones, decisiones que nos permitan avanzar.
Los seres humanos somos muy destructores; no pensamos primero en construir, pensamos en destruir todo lo que no sirve y estorba en nuestro camino. Se piensa que echando fuera lo que no funciona, el problema se soluciona. No sólo es errado pensar eso, sino que al hacerlo, el problema crece más, se acumula toda la basura en un solo sitio porque jamás se solucionó el problema, sólo se puso por un lado.
Con toda la destrucción a la que estamos acostumbrados, asombra creer que después de andar por el lugar incorrecto tanto tiempo, aún quede vida. Y a pesa
r de nuestra incredulidad, aún sobre las ruinas se puede edificar. Resulta que cuando decidimos hacer las cosas bien, nos damos cuenta que la respuesta no está en arrancar sino en sembrar. Después de un tiempo, entendemos que en ocasiones es inevitable que no queden ruinas y escombros, pero está en nosotros creer que se puede cambiar y mejorar, y que incluso las ruinas se pueden ver convertidas en paisajes más bellos que como lo eran antes.