La belleza no es para cualquiera, la belleza también es selecta y es por eso que es tan extraordinar
No cualquiera es capaz de comprender la belleza de la sencillez. Existen muchos tipos de bellezas y casi todas son fáciles de observar; se ven con los ojos porque son superficiales, visibles y llamativas. Pero existe otro tipo de belleza, esa que no se ve a simple vista, la que se comprende con el paso del tiempo, la que te define más que la apariencia externa. Ese tipo de belleza sí es permanente, constante e invariable, crece en vez de apagarse, no se disipa y se conserva en el corazón.
Desafortunadamente pocos ven esa belleza porque para eso hay que ser más profundos, hay que mirar más allá de las apariencias, escuchar con oídos atentos y detenerse en los detalles. Pocos la ven, pocos la admiran, pocos la disfrutan, pocos la cuidan, a veces hasta parece que nadie lo hace. Pero también, pocos son tan afortunados de poseerla, encontrarla y engrandecerla. La belleza no es para cualquiera, la belleza también es selecta y es por eso que es tan extraordinaria. La verdadera belleza no todos pueden tenerla; no mientras se prefiera lo efímero, lo fácil, el aspecto y la imagen. Al final eso se acaba, es tan fugaz que no vale la pena perseguirlo.
Es difícil comprender el por qué la mayoría prefiere lo externo y lo que cualquiera ve, pero con seguridad se puede afirmar que quienes son capaces de elegir la belleza permanente, la belleza del alma y del corazón, son los únicos que alcanzan la verdadera felicidad y plenitud. Son los más sabios porque sólo una mente compleja es capaz de entender la sencillez y simplicidad de la vida. Se necesita mucha sabiduría para llevar una vida de grandeza y para escoger el amor verdadero antes del pasajero.
