Lo que te hace valer
Hay una sensación a la que todos, o la gran mayoría nos hemos enfrentado en más de alguna ocasión. Esta sensación en la que vemos al mundo volteando hacia arriba, pero no de una forma positiva sino sintiendo que somos tan pequeños que el mundo nos come, que hasta nuestros sueños más insignificantes son demasiado altos para alcanzarlos.
Nos asignamos a nosotros mismos etiquetas que dicen “no lo merezco”, “no soy suficiente”, “es demasiado para mí”, “no soy tan bueno”, “hay mejores personas para eso”. Y entonces lo creemos, nos adueñamos de la etiqueta y hasta pareciera que trabajamos para demostrarle al mundo que teníamos razón al decir que no lo merecíamos. Es como si al inicio todos poseyéramos un tesoro perfecto, justo lo que necesitamos, ni más ni menos. Pero al avanzar fuéramos tirando a la basura cada una de las virtudes y los dones que teníamos en el cofre y vaciándolo a nuestro paso.
¿Cuál es tu precio y quién te lo puso? No vales menos porque te hayas equivocado, porque te hayan lastimado, porque hayas perdido; vales menos porque así lo has decidido tú, porque tú te asignaste ese precio, porque olvidaste cuidar ese tesoro y ahora vas por el mundo presumiendo que ya no tienes nada.