Tiempo para todo
Nos gusta voltear al pasado y recordar. Vemos lo bueno y con melancolía deseamos atrapar momentos, etapas o personas; luego miramos lo malo y quisiéramos deshacerlo, olvidarlo o ignorarlo.
La realidad es que hay un tiempo para todo, pero somos incapaces de darnos cuenta. Existen lugares que en algún momento fueron hermosos, lugares llenos de vegetación, diversidad y abundancia. Hubo tiempo para la belleza pero sin esperarlo llegó el tiempo de la austeridad y escasez.
¿Cuántas veces e nuestras vidas no deseamos atrapar para siempre los bellos momentos? En ocasiones sólo quedan las ruinas, queda lo que fue arrancado, lo demolido, lo rasgado, las grietas. Y al observar las ruinas, heridas y cicatrices, olvidamos que hubo un tiempo para todo, y que siempre habrá. Si nos quedamos recordando lo que hubo y lo que fue, no sólo no llegaremos a la meta final sino que generaremos más desastre, más basura en nuestras vidas.
Hubo tiempo para que llegaras hasta donde hoy estás, pero hoy es tiempo de limpiar, de quitar del camino lo que en su momento causó daño, de sembrar de nuevo, de mirar al Sol y despejar las nubes. No podemos permanecer en el pasado y agobiarnos con lo que nos destruyó, pero podemos construir de nuevo, demoler murallas y quitar escombros, limpiar las lágrimas, sonreír de nuevo y volver a creer.