No somos desechables
Existen en la actualidad infinidad de artículos desechables que son utilizados comúnmente por millones de personas que han visto en estos productos una salida cómoda que facilita su vida. Sin embargo, la consecuencia de producir y consumir tantos desechables ha generado toneladas de residuos que difícilmente se degradan y que dañan el medio ambiente de forma grave.
Tristemente, esta cultura de desecho no es sólo con lo que consumimos, también ocurre en las relaciones humanas. Nos hartamos de una situación, de una persona o de una actividad y decidimos desecharla; rápidamente la reemplazamos por algo más, lo que parece más llamativo, pero que eventualmente será reemplazado también. Desgraciadamente nos hemos transformado en personas desechables.
¿Cómo no poseer un mundo tan contaminado, cuando sus propios habitantes no son capaces de permanecer, ser congruentes, renovarse, ser firmes y buscar lo eterno? Para cambiar el mundo, es necesario que nos analicemos de una forma más profunda. No nos dejemos llevar por los sentimientos, porque ellos son pasajeros, busquemos siempre el amor y la verdad que sí son constantes e interminables. Porque al escoger lo que sabemos que no va a durar, lo que es superfluo, pasajero y fácil, escogemos una vida desechable que en el principio parecerá ser más cómoda y sencilla, pero de igual manera terminará llena de basura de la cual será más difícil salir.
Dios nos creó con el fin de que cumpliéramos su voluntad, que tomáramos en serio nuestra vida e hiciéramos con ella grandes cosas, que usáramos nuestros talentos para crecer y engrandecer a nuestros hermanos. No somos desechables, no tenemos el derecho de botar a quienes se topan en nuestro camino ni de ser botados a un lado. Es nuestro deber cuidar los corazones de quienes aparecen en nuestro camino, porque de no hacerlo terminaremos por perder lo más valioso que teníamos; aquel lugar maravilloso en el que deseamos estar jamás podremos alcanzarlo, porque no dejamos que en él crezca lo duradero, lo seguimos llenando de basura desechable que ensucia y que difícilmente se arregla. Dejemos pues de contaminar nuestra vida, limpiemos lo que ya se ha manchado y hagamos de nuestro entorno un lugar mejor.